ENTREVISTA-. VANESSA MIGUEL BARRADO. EX BECARIA PREDOCTORAL DE LA FUNDACIÓN VALHONDO, QUE HA DEFENDIDO SU TESIS EN NOVIEMBRE DE 2022.
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Pilar Mansilla
Vanessa Miguel Barrado, Doctora en Economía y Empresa, ha sido contratada predoctoral de la Fundación Valhondo hasta septiembre del año pasado, comenzó su labor docente en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de Badajoz (UEx), donde actualmente imparte las asignaturas de Dirección Estratégica y Contabilidad financiera.
Vanessa, de raíz viveña (Ibahernando. Cáceres), no descubrió su pasión por la investigación hasta llegar a la Universidad de Extremadura para realizar el doble Grado en Derecho y ADE. El Trabajo de Fin de Grado despertó su interés en esta actividad, lo que le ha permitido también conocer la experiencia docente universitaria y ampliar sus aspiraciones. Doctora, por tanto, de las que se van forjando paso a paso, asegura que le gustaría continuar creciendo profesionalmente enfocada en este camino.
¿Cuál fue tu primera toma de contacto con la investigación?
No es una vocación que yo tuviera desde el principio, sino que fue a raíz de la elaboración del Trabajo de Fin de Grado y de Máster (TFG y TFM) cuando me di cuenta de que me gustaba sentarme frente al ordenador a investigar y escribir. Para mí es un momento de paz máxima.
Por eso, en cuanto finalicé el máster y las prácticas, me puse en contacto con mi tutor de TFG de ADE para informarme de cómo tenía que hacer para matricularme en el Doctorado. Y se convirtió en uno de mis directores de la tesis doctoral.
Has enfocado tu tesis hacia el análisis del turismo sostenible en áreas naturales protegidas. ¿En qué punto se encuentra este tipo de turismo en nuestro país y en nuestra región?
España es un país que tiene una gran cantidad de zonas rurales. Y Extremadura es una región fundamentalmente rural, con un turismo de vía sostenible, que tiene una gran repercusión y al cual hay que atender. Es muy necesario tomar conciencia, ya que hay un alto porcentaje de gente que sigue pensando en el turismo de masas, aunque tras el Covid-19 el turismo sostenible se está teniendo más en consideración, en busca de experiencias más personalizadas y al aire libre. La pandemia ha sido un hito para la práctica de este tipo de turismo. Es el único camino en la actualidad y de cara a un futuro, pero para que sea posible es fundamental una educación medioambiental y que las administraciones públicas doten de los recursos financieros necesarios a este tipo de actividad.
¿Cuándo has defendido tu tesis y qué ha supuesto para ti?
Fue el día más importante de mi vida, ya no solo académica sino personal. Fue un día de muchos nervios porque, después de cuatro años investigando, llegaba el momento de poner el broche final a esta etapa y quería que saliera todo bien. Tenía bastante responsabilidad y quería estar a la altura, ya que estaban presentes mis directores, mi familia.
Después pude disfrutar de las Navidades bastante relajada, ya que los últimos meses de la tesis los compaginé con docencia en la Universidad y estaba un poco desbordada, así que terminar con la tesis supuso un alivio y un merecido descanso. Incluso apagué el ordenador durante un par de semanas para desconectar del todo y después continuar.
¿Qué tal fue tu primera experiencia como docente en la Universidad?
Comencé en septiembre del año pasado en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de Badajoz y fue una experiencia muy buena, a pesar de los nervios. Te asaltan las dudas de si serás capaz de transmitir correctamente los conocimientos a los alumnos, pero todo se ha ido desarrollando muy bien. Para mí la actividad docente es un trabajo muy reconfortante y estoy muy contenta actualmente de continuar, impartiendo las asignaturas de Dirección estratégica y Contabilidad Financiera.
Se habla del Doctorado como un gran desconocido de grandes dimensiones. ¿Cómo lo ves tú?
Muchos de mis compañeros hablan de esa falta de información y de esas dudas y, aunque es cierto que no tenemos toda la información que nos gustaría, yo no he experimentado esa sensación porque he tenido la suerte de contar con el apoyo de mis directores, de mi equipo de investigación, de mis compañeros, de la Asociación de Doctorandos de la UEx y, por supuesto, de la Fundación Valhondo. Gracias a todos ellos he conseguido que ese desconocimiento y ese temor se desvanecieran.
¿Cuáles son las cualidades necesarias para llevar a cabo un doctorado?
Una persona que vaya a emprender este camino la principal actitud que debe tener es la constancia porque es una carrera de fondo, donde al comienzo no tienes ni idea de nada, muchas veces ni si quiera del tema de investigación que vas a desarrollar. Es con el paso de los años cuando vas adquiriendo todo ese conocimiento y poco a poco puedes ir completando el puzle.
¿Cómo es un día en la vida de un doctorando?
Un día en la vida de un doctorando es bastante completo. A veces tienes la sensación de que todos los días son iguales. Son muchas tareas a desarrollar y hay días que no te da tiempo a realizar todo lo que quieres. Congresos, docencia, cursos de formación y, por supuesto, ir escribiendo la tesis doctoral. Si hablamos de organización tengo que remitirme de nuevo a mis directores. Sin que ellos me hubieran ido orientando en la planificación, marcándome ciertos hitos y tareas, yo no hubiera podido conseguirlo.
¿Cómo se compatibiliza el doctorado con la vida social y familiar?
Nuevamente vuelvo a ser la excepción que rompe la regla. Muchos compañeros hablan de que no pueden pasar mucho tiempo con su familia o sus amigos. Personalmente, eso no lo he notado mucho porque me ponía horario de jornada laboral y fuera de ese horario, siempre que se pudiera y no hubiera un plazo muy próximo de entrega de trabajo, podía tener mi vida personal bastante libre.
Últimamente se está poniendo en valor la salud mental y se han publicado estudios que afirman que hay cierta tendencia a la depresión y la ansiedad entre los doctorandos. ¿Cómo ves esta cuestión?
Este fue uno de los temas de los que me advirtió uno de mis directores antes de matricularme en el doctorado. Me mandó una noticia del periódico donde se hablaba de un estudio sobre la salud mental de los doctorandos. Por eso creo que es tan importante una buena planificación y saber marcarte límites. Es necesario tener tiempo libre y desconectar.
En Ciencias Sociales el desarrollo de la tesis doctoral se torna un camino más solitario. ¿Cómo has vivido este proceso y en quiénes te has apoyado?
Es cierto que en Ciencias Sociales este camino suele ser más solitario; en ramas más científicas, como la sanitaria, suelen acudir al laboratorio y allí se encuentran con otros compañeros. Yo he mitigado esa soledad asistiendo a cursos y congresos donde he conocido a muchos compañeros que, al final de esta etapa, se han convertido en amigos, y en los que me he ido apoyando en el día a día. También fue muy importante mi estancia en la Universidad de Castilla La Mancha, que me permitió conocer a más personas en mi situación. Son muy importantes las amistades de siempre, que si son de verdad se mantendrán junto a ti en esta etapa. Mi mejor amiga ha sido un apoyo fundamental en esos ratos de desconexión. Y, por supuesto, mi familia, en especial mi hermano, con el que he pasado muchas horas sentados el uno frente al otro estudiando.
En tu tesis haces mención a una frase de Víctor Hugo que dice algo así como “Habría que multiplicar las escuelas, las cátedras, las bibliotecas, los museos, los teatros, las librerías (…) hacer que penetre la luz en el espíritu del pueblo, pues son las tinieblas lo que lo pierden”. ¿Cómo crees que podrían mitigarse esas tinieblas hoy?
A través de la educación, la formación y la investigación. La universidad es un buen templo para adquirir todo ese conocimiento y que esas tinieblas se atenúen lo máximo posible. Tenemos que pensar que actualmente tenemos una gran ventaja, que es el acceso al conocimiento. No tenemos más que abrir el ordenador o encender el móvil para tener información al alcance de nuestra mano.
Cuatro mujeres encabezan este año las becas de la Fundación Valhondo. ¿Cómo ves el panorama de la mujer en la investigación?
Afortunadamente ha mejorado muchísimo en los últimos tiempos. Y es digno de remarcar que sean cuatro mujeres las que lideran los contratos de investigación este año en la Fundación. El papel de la mujer en la ciencia es fundamental. Se está viendo en la actualidad y es una tendencia que tiene que seguir.
¿En qué estás inmersa ahora mismo y qué metas te gustaría alcanzar?
Actualmente trabajo en la universidad y estoy compaginando la docencia con nuevos temas de investigación afines a la línea de mi tesis. De hecho, he conseguido una de las diez becas europeas de investigación asociadas al Premio Carlos V, de la Fundación Yuste. Y como proyectos futuros, me gustaría continuar en el camino en el que estoy ahora porque es un trabajo que me apasiona. Remarco mi agradecimiento a la Fundación Valhondo, que con su encomiable labor marcó un hito en mi vida profesional, ya que me dio la oportunidad como primera toma de contacto con el mundo laboral y me ha abierto puertas en la universidad.
¿Qué consejo les darías a los compañeros que están pensando en comenzar su tesis, o a los que están ya con ella?
Que disfruten de este periodo predoctoral, minimizando al máximo los momentos complicados, y rodeándose de buenas personas, ya que este trabajo cuenta con una gran ventaja y es que nos permite devolverle a la sociedad todo eso que ella nos brinda. Es una gran oportunidad de crecer profesionalmente y también de conocerse a sí mismo, de aprender que hay que marcarse límites y de descubrir hasta dónde llega tu capacidad.
Actualmente son nueve los doctorandos contratados en la Universidad de Extremadura a través de la Fundación Valhondo, quienes, junto a los más de 300 alumnos que han disfrutado de estas becas, formarán parte de la Red de Becarios Valhondo, que ya está en marcha. Un espacio de encuentro donde continuar impulsando oportunidades y generando sinergias.