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on 20 Oct 2022 11:34 AM
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ENTREVISTA-. JAIME GONZÁLEZ DOMÍNGUEZ. RECIENTE BECARIO PREDOCTORAL DE LA FUNDACIÓN VALHONDO, QUE HA DEFENDIDO SU TESIS EL PASADO MES DE JUNIO.

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Pilar Mansilla

Jaime González Domínguez acaba de iniciar un contrato de sustitución como profesor en la Escuela de Ingenierías Industriales de Badajoz (UEx), tras defender su tesis doctoral el pasado mes de junio, cuya última etapa ha estado apoyada en una beca predoctoral de la Fundación Valhondo.

Natural de Trujillo, Jaime no sabía que el desarrollo de su carrera como ingeniero mecánico le llevaría por el camino de la investigación, un mundo que era totalmente desconocido para él y donde ahora ve su futuro, de la mano de la docencia universitaria. Gracias a una beca de iniciación a la investigación conoció a su tutor, quien le ha guiado a lo largo de esta experiencia. Jaime ha contado su trayectoria a la Fundación, un ejemplo para quienes comparten sus mismas inquietudes y están pensando en iniciar el camino.

¿Cuándo decidiste embarcarte en el doctorado?

Todo empezó a través de una beca de colaboración con el departamento de iniciación a la investigación, cuando estaba realizando el Máster, donde conocí a mi tutor. Sus investigaciones están centradas en Ingeniería Hospitalaria y fue él quien me planteó diferentes líneas y me propuso la idea de enfocar el Trabajo de Fin de Estudios (TFE) orientado a una posible investigación más amplia, en una posterior tesis doctoral.

¿Cuál es el tema que has investigado en tu tesis?

Al final me decanté por la Aplicación del modelo estocástico de Markov para predecir la degradación de infraestructuras hospitalarias, que consiste, contado de manera sencilla, en un modelo predictivo que permite estimar si va a fallar una infraestructura hospitalaria, permitiendo planificar el mantenimiento y predecir su coste.

Como ya han dicho algunos de tus compañeros en entrevistas anteriores, el doctorado es una carrera de fondo. ¿Cuáles han sido las mayores dificultades que has encontrado en el camino?

En mi caso, con la situación producida por la Covid-19, las dificultades han sido a la vez oportunidades. La pandemia me ha permitido investigar regularmente y dar un empujón bastante grande a la tesis, pero la parte negativa es que, al verse limitadas las relaciones sociales, era más complicado cuadrar reuniones de forma presencial con el tutor, o despejarse del trabajo, saliendo de casa y quedando con amigos.

¿Y cuáles crees que son las claves para el desarrollo del doctorado?

Es muy importante tener un buen tutor, ya que eso significa que vas a tener una buena orientación a lo largo de todo el proyecto, donde tener una buena guía es fundamental. Y otro factor clave es, por supuesto, la constancia. No hay que desanimarse porque las cosas no salgan a la primera. Mi tesis, por ejemplo, se basa en un compendio de artículos; y yo, al inicio, no sabía redactar en este formato, pero es la experiencia con la que vas adquiriendo estas aptitudes. Es un aprendizaje del día a día.

¿En qué punto te encuentras ahora y qué planes de futuro tienes?

Defendí la tesis en junio y ahora mismo estoy contratado como profesor sustituto en la Escuela de Ingenierías Industriales de Badajoz y también continúo en la investigación porque quiero seguir publicando. Cuando acabé la carrera mi idea era hacer un máster y trabajar en la empresa privada porque no sabía ni que existía esta posibilidad, pero al comenzar a investigar me gustó y ahora veo mi futuro en la Universidad, compaginando docencia e investigación.

El desarrollo de una tesis doctoral es una de las alternativas que ofrece la Universidad de Extremadura a los alumnos que finalizan sus estudios universitarios, y la Fundación Valhondo, consciente del valor que aportan a la región, lleva más de 35 años apoyando con sus becas predoctorales a quienes, como Jaime, deciden tomar este camino. En estos momentos está abierta una nueva convocatoria que muy pronto incorporará cuatro nuevos doctorandos becados para 2023.